Café expreso para todos
- David Lane
- 28 ago 2020
- 2 Min. de lectura
La expresión del sentido del conocimiento en nuestro presente obtiene su cauce a través de la figura del tertuliano; el tertuliano es el representante apropiado de esa clase de conocimiento fluido, agitado, inmediato que es la única que puede convivir con el modo de vida disponible. El 'conocimiento' del tertuliano tiene dos características: una, su naturaleza de doxa, su superficialidad epistémica: incluso allí donde se trata de expertos- Fachleute- el formato expositivo de la participación del tertuliano exige una transformación divulgativa y una síntesis apresurada e inexacta obligada por los tiempos propios de los shows televisivos, con lo que también allí donde hay valor cognoscitivo éste queda degradado al manifestarse solo en tanto forma fragmentaria.
La segunda característica es la inmanencia absoluta, la naturaleza actual de la función televisiva. La actualidad como tal es la negación del conocimiento; el conocimiento exige un paso lento y una exposición larga en el tiempo, es decir, una perspectiva trascendente con respecto del instante y de la presencia-el aparente saber del tertuliano, en tanto negación de todo ello, no se revela sino como apariencia frente al trabajo propio del conocimiento-. La exigencia de la actualidad- el opinar en todo momento de todo lo que está pasando todo el tiempo- niega los condicionantes básicos de la tarea del conocimiento y por tanto diluye todo saber en el chascarrillo, en la anécdota y en el parloteo típico de la existencia cotidiana.
Pero inmanencia y actualidad son también rasgos generales de la aceleración capitalista que vivimos; no es de locos pensar si éste formato de conocimiento vulgarizado, -cuyo carácter inmanente y actual no permite una consideración crítica global y una perspectiva amplia del objeto considerado- no constituye precisamente la carcasa ideológica más adecuada al discurso justificativo de la totalidad capitalista- el tertuliano tiene un papel relevante en este sentido no solo por su exposición mediática, sino por su tarea en convertir en conocimiento aparente lo que no es sino una generalización de la ignorancia incapacitante, una reproducción de las condiciones discursivas que imposibilitan a priori un acceso elemental al conocimiento, es decir a la crítica y por lo tanto a un cuestionamiento integral de lo que existe.
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